PRINCESAS ROTAS






Decidió un día probar, ¿ si otras podían porqué ella no ?
Solo iba a tratarse de un juego , una tontería que empezó por colgarse una pulsera lila en su muñeca. Así ya era del grupo, de ese gran grupo de pequeñas princesas incomprendidas.
Y empezó a jugar su partida. La primera mañana fue tarea fácil, pero pasadas 8 horas empezaba a darse cuenta que no sería tan sencillo jugar, era más duro de lo que ella creía.
Pero, siempre fue una chica valiente, decidida, su palabra era lo primero y siempre le gustaba ganar costase lo que costase.


Empezó a buscar compañeras que quisieran formar parte de su equipo, gente anónima, que nunca pudiese descubrir sus trucos de éxito. Y así encontró mucha gente dispuesta incluso gente que llevaba muchos años con la partida comenzada...


Se limitó a leer las normas del juego en varios foros que hablaban sobre el tema. Y ese mundo la fue atrapando poco a poco,haciéndola sentir segura dentro de una debilidad física apreciable.
Y así fue creciendo su inseguridad segura, no importaba el momento o el lugar sino la meta. Y esa meta  parecía no llegar nunca, el juego no tenía final.


La gente de su alrededor empezó a notar algo raro y no tardaron en hacérselo saber pero ella no quería que nadie entorpeciese su partida, empezó a jugar en secreto, a encerrarse es su vida paralela a la realidad, quería conseguir la máxima felicidad pero ésta nunca llegaba.
Lloraba noches enteras, se encerraba horas en su habitación, le cambió su forma de ser hasta el punto de perder a muchas amistades y hacer daño a lo que ella mas quería, su familia.


Ese juego se estaba convirtiendo en una pesadilla, una pesadilla en la que no podía pedir ayuda a nadie.
Se sentía absolutamente sola, y cuando alguien quería ayudarla a parar el juego ella se creía  menospreciada. Ya no tenía amigos, todos eran falsos, ya no quería hablar con sus padres, pues éstos no la entendían. No se acordaba lo que era sonreír porqué ya no quería a nadie, ni a sí misma..


El juego empezó a no gustarle, pero ya no podía pararlo, porqué se dio cuenta que si no pertenecía a ese grupo no pertenecería a nada ni nadie, no tendría identidad propia. Entonces de rabia, aun siguió jugando mas duro hasta el punto de llegar a jugarse la vida.


Hasta que una noche la realidad exterior topó con ella, y a través de las vidriosas ventanas de su mundo irreal le pareció ver otro mundo, por casualidad conoció a alguien que parecía que merecía la pena, alguien en quien poder confiar, una almohada en donde reposar su cuerpo agotado de luchar por una meta inalcanzable.
Así empezó a abrir sus ventanas, el le hizo ver que la vida podía ser de otro color, que los juegos no siempre son cosas de niños.
Se habían enamorado perdidamente, pero ella no estaba segura 100% de el y le preguntó


- ¡ Pero...si yo no soy tan bella como las demás !
- Yo no quiero a las demás, te quiero a ti, porque la belleza interior perdura eternamente.








2 comentarios:

  1. Dedicada a todas aquellas que fueron princesas rotas y hoy son reinas de corazones.

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  2. Vaya palabras, la piel de gallina... Tienes unos posts preciosos!!

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